viernes, 20 de mayo de 2011

Crítica obra de teatro Hamlet de Peter Brook





Título: Hamlet.
Texto: William Shakespeare.
Dirección: Peter Brook.
Año: 2002
Intérpretes:
Adrian Lester- Hamlet
Jeffery Kissoon- Rey y fantasma
Natasha Parry- Gertrudis
Bruce Myers- Polonio y enterrador
Scott Handy- Horacio
Rohan Siva- Guildenstern/Laertes
Shantala Shivalingappa- Ofelia
Asil Raïs- Rosencrantz
Yoshi Oida- Actor 1
Akram Khan- Actor 2
Nicolas Gaster- Cura
Antonin Stahly-Vishwanadan- Osric
Jêrome Grillon- Sirviente



Esta versión de Hamlet de Peter Brook es una adaptación entre el cine y el teatro, tenemos un enfoque muy distinto al que tendríamos si lo viéramos en el teatro, esta a mitad de camino entre el cine y el teatro. Los primeros planos serían imposibles en teatro, pero aún así podemos disfrutar de la actuación de estos grandes intérpretes.
Las escenas están cambiadas de orden pero esto no afecta el contenido de la obra. El texto está acortado y el lenguaje es muy claro, está grabado en el lenguaje de Shakespeare pero con el acento regional de cada actor que pertenece a una etnia diferente. No se hace extraño que cada personaje sea de una nacionalidad distina o que Hamlet sea negro, quizá un poco al principio, pero cuando pasan unos minutos la actuación te hace olvidar ese detalle.
La puesta en escena es muy minimalista, el decorado reducido, cuenta a penas con una alfombra, cojines, bancos, la pared desnuda del proscenio, eso sí con un toque muy oriental.
El vestuario es un reflejo de la amalgama de culturas muy colorido y atemporal.
Brook ha reducido el elenco y algunos de los actores doblan su papel.
Adrian Lester es un actor brillante, muy físico, expresivo, nos muestra perfectamente la transición de Hamlet, primero más recatado, educado, tierno y lógico, después iracundo, vengativo y al borde de la locura.
La madre de Hamlet se nos presenta más dulce y creíble que otras representaciones de Gertrudis, más maternal.
Shantala, como Ofelia es la mejor Ofelia que he visto, más frágil y humilde de lo que estamos acostumbrados a ver en este personaje, como utiliza en todo momento la respiración y su cuerpo para expresarse, derrocha locura y abatimiento por todos los poros de su piel, su cuerpo habla solo, no necesita las palabras.
La luz parece luz natural aunque si que sufre cambios dependiendo de la escena, por ejemplo más tenue en la escena del fantasma o más fuerte en la escena de Hamlet con sus amigos, esto crea diferentes ambientes y más o menos tensión.
En general un montaje sin demasiados accesorios que destaca sobre todo por la interpretación y la multiculturalidad.

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