viernes, 20 de mayo de 2011

Crítica obra de teatro las Troyanas de Pedro Meseguer




Ficha técnica:

Dirección: Pedro Meseguer.
Intérpretes:

Narradora: Fatima El Mnari
Paris: Víctor Martínez
Helena: María Bouyón
Hécuba: Leire Velasco
Taltibio: Abraham García
Cassandra: Jessica Cerón
Andrómaca: Sabrina Ibáñez
Astianacte: Omar El Mnari
Menelao: Pedro Marín
Coro 1: Noelia Planes
Coro 2: Marinesa Meca
Coro 3 Piedad Albarracín
Diseño de vestuario: José David Plaza
Peluquería y maquillaje: Mª Dolores Mayor
Diseño y realización de elementos escenográficos: Antonio Meseguer, Encarna Meroño
Técnico de sonido e iluminación: Javier Galindo
Asesor de voz: Aurelio Rodríguez
Coreografía y dirección de coro: Juan Antonio Saorín
Espacio escénico, versión, dramaturgia e iluminación: Pedro Meseguer
Profesora de prácticas de dirección: Edi Liccioli


Esta obra es una adaptación de la obra de Eurípides las Troyanas.
Comienza con la coreografía de Paris y Helena, que según cuenta la leyenda fueron los causantes de la Guerra de Troya. Se nos presentan como dos jóvenes de hoy que se enamoran. Un toque cómico que nos hace que no imaginamos la tragedia que nos espera.
Después el relato de una niña a modo de prólogo.
Contiene momentos de sensualidad como los de Helena y Paris, Helena y Menelao, la ira de Cassandra, el sufrimiento materno de Hécuba y Andrómaca.
En este montaje se intenta plasmar especialmente que las mayores perjudicadas en las guerras son las mujeres, que aún hoy en día son las que más sufren.
Nos muestra la figura de la madre, la reina, la esclava, la seductora, la niña, la virgen, diferentes prototipos de mujer.
La escenografía es sencilla pero llamativa, una montaña de ropa vieja en el centro del escenario. A la izquierda está situada está Grecia donde pasan a estar las mujeres que como símbolo la niña juega con ella a maquillarlas como si fuesen maniquíes pues es lo que van a ser en Grecia, juguetes.
Hécuba aparece del montón de ropa y el coro también, como si formasen parte de los restos de la guerra.
El estilo de esta obra es la auténtica tragedia griega con los movimientos muy marcados, un tipo de actuación poco habitual que puede resultar exagerada pero a lo largo de la obra se torna más natural y te emociona.
Cada escena tiene su momento de tensión: la primera es la ira de Cassandra que se enfrenta al mensajero, para ella es un símbolo de los griegos, la pérdida de Andrómaca de su hijo, al cual arrojan desde lo alto de una montaña para evitar su venganza, el encuentro de Helena, causante de todos los males de Troya
, con Hécuba y después el encuentro de Helena con Menelao, al que abandonó por Paris.
Cassandra nos desconcierta con su locura, Hécuba nos produce una sensación de pérdida y sufrimiento, el coro nos acompaña en nuestros pensamientos y emociones aumentando la tensión, Andrómaca nos desgarra las entrañas y Helena nos indigna con su frialdad y perfección. El mensajero está entre los dos bandos y sufre junto a los Troyanos.
Las coreografías del coro están más cercanas a la danza y están llenas de simbolismo y narrativa.
Es sobre todo una obra para reflexionar y emocionarte que aunque hace muchos siglos que se escribió nos sigue pareciendo actual y nos sentimos identificadas.

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